el vacio de una ciudad

el vacio de una ciudad
ese es tal vez el lugar...

jueves, 21 de julio de 2011

Algo salio bien.

Ella conoció mi inconciente más ridículo, conoce mi esencia.
Me declaro las guerras más difíciles, siendo el peligroso enemigo me ayudo a vencerla.
Solo en ciertos estados esta presente, el recuerdo de su cara me pide que escriba o desaparecerá.
No responde preguntas pero evita preguntar, me facilita recuerdos agradables y me pide que cante fuerte algo sin destino.
Se las ingenio para ser de verdad, entonces camino de su mano todas las tardes.
Soy el campeón de la rueda de perdedores.


Formar parte de un recuerdo, ya es todo un logro.
(Indefectiblemente algo bien habremos hecho…)

Era jugar a ser dios, convencido de que incluso eras mejor.
Fueron momentos de no temerle al infierno por mas aterrador que se mostrara, pues sabias que ella era el ángel lucifer.
Refutabas mitologías, y extrañamente la gente te creía.
Era el valor agregado a cada una de las cosas y hasta lo mas simple resultaba complejo; agradables sensaciones complejas…

Si bien todo pareciera evolucionar, cuando agobia la rutina muchos siguen caminando movilizados por la creencia de que en algún otro lado esta pasando lo que ya paso; en algún extraño y desconocido lugar los recuerdos están volviendo hacer lo que ya hicieron.


Formar parte de un recuerdo, ya es todo un logro.
(Indefectiblemente algo bien habremos hecho…)

miércoles, 13 de julio de 2011

Viendo visiones



Un colectivo, su recorrido. Rostros de todo tipo, muchos de ellos clonados en los días, misma hora, mismo fin.
Cantan dos sujetos, dicen que sus vasos están vacíos. Vi un vacío mucho mas profundo que el recipiente pero no era de mi incumbencia. Continúe indagando mi libro. En un colectivo, siendo parte de su recorrido. Portando algún tipo de rostro, a la misma hora de otros días.

Ya en tierra firme, camino a pasos apurados que se han cansados antes de imaginar una caminata, Una voz dialoga con alguien que no escucho; la voz tampoco escucha nada.
Esta voz pregunta muchas cosas a la vez, sus preguntas son de fácil respuesta pero pareciera que cada vez se apresura mas a preguntar, quizás no quiere respuesta…
Sopla un viento tipio, ciudad empapada en humedad. No se si la voz ha callado o el viento se superpone a sus preguntas. Ya no escucho ni siquiera el viento.

Ahora las situaciones inconclusas nacen de mis ojos, deje de ver.

Sin embargo, estoy viendo…

El suelo es el cielo del paraíso. Los sueños se mueven, algunos tienen ruedas otros gatean. Suspiros de placer interminables que empujan a los sin aliento a llegar a casa. Personas que lloran a causa de la tristeza de ya no sentir y gente desamparada que perdió la esperanza de ser feliz, saquean los bancos intentando encontrar una razón para seguir existiendo.
Una gran sala de espera: señoras, niños, madres, doctores, farmacéuticos y animadores; esperando que pase el próximo tren. Horas antes observe esta situación, ayer también paso algo similar, la semana pasaba me desoriente intentado contabilizar las veces que sucedió. Al tren siempre se lo ve venir vacío, ¿Dónde ira?
Gente que desaparece sin dejar rastros de su partida, los demás no se interesan en saber el motivo, mas logran querer a quienes se fueron.
Pero en cada cuadra sobre vuela un aire venenoso, muchos ríen a carcajadas (imposible de describir en palabras) saltan de lo mas alto de un edificio y matan plantas para rendir culto a lo que no es mas que su imaginación; gente ilusionada
.

Asustado, desconcertado por no poder entender las razones de lo que veía, comencé a correr hacia las afueras de la ciudad; me perdí.
Cada colectivo que intente parar para que me lleve, donde sea, pero que me lleve; no paro. Algunos de los vehículos decían “limite de pasajeros”. Iban vacíos.
Pregunte a la gente del lugar donde quedaba la calle virasoro, es allí donde recuerdo que mis visiones comenzaron, nadie sabia hablar.
Casi sin fuerzas, perdido en mi visión cruce a un anciano que me propuso caminar por la plaza al día siguiente a las cuatro de la tarde.
Enfurecido, aturdido con mis propios gritos comencé a gritarle al viejo. El nunca contesto. Solo se digno a dejarme una nota y se fue. Le dije las groserías más groseras y nunca reacciono.

La nota
Te será difícil salir de aquí, cada vez que lo intentas te compenetras mas aun en tu visión. Prueba utilizando la paciencia.

Al otro día (para mi habían pasado meses) me encontré con el anciano en el lugar que me había indicado. No dijo ni siquiera una palabra en más de media hora, para ese entonces yo había dicho todo y más, al derecho y al revés. El anciano se levanto diciendo “lo único que te hará salir de aquí será la ilusión” y luego se fue.

En ese preciso momento entendí la vida, si es que existe una.
Descubrí que desde que tengo uso de razón he estado mutando en las posibles realidades sin poder formar parte de ellas, sin poder ser de verdad. Luego de cierta cantidad de pasos las diferentes visiones te exigen algo a cambio, puedes dárselo o seguir en busca de alguna otra visión menos exigente. Y así fue, estuve paseando en mis interminables visiones hasta el momento de pagar las expensas. Dichas visiones no son más que la PRE-realidad; pues la realidad comienza cuando la visión pasa hacer tangible, pero para eso es indispensable la ilusión. Y yo nunca creí.

Nota: nunca se pudo comprobar en cual de todas sus visiones fue escrito el texto.

jueves, 12 de mayo de 2011

Serafines adormecidos que intentan dormirse



Quizás el calvario vuelva como aquella vez, pero hoy hay respuestas, otra mirada, otro persona y (si bien la conozco) también se que no hay solución.
Los viernes por las tardes se ha hecho costumbre salir de vacaciones a la bañera, tomar un vodka escuchando rituales indios y ver el agua caer. Caminar por senderos caminados y hacerle aportes literarios a la literatura futurista.
Cinco minutos del día son destinados a buscar en la caja de las risas, alguna sonrisa que valla acorde al momento, no por eso la sonrisa queda bien…
La movilidad es que vos no la busques, sino que rías desesperadamente siempre, y en mis tontas sensaciones yo me adjudicare alguna…

La ausencia presente…
La morbosa hora de la cena me lo dice cada vez…
El sol incandescente de las tardes de abril, ese capas de resucitar personas con vidas postergadas, a veces también me lo cuenta…
Las noches solitarias de regreso a casa y la llegada desorientadora…alguna que otra vez me lo hacen saber.
Me lo dice con ternura tu silencio…lo extraño es que le gusta repetirlo…

Mientras imagino que cantas la canción que no te gusta pero que calma mi agonía, saboreo aquel Browne de sábados por la tarde…y en las madrugadas mientras duermo con mis ojos abierto me invito en aquel recuerdo un mate…

Será un consuelo, una necesidad…Serán las ganas reprimidas, o quizás los actos incompletos de aquellos días; lo que nos hace sentir que en aquellos tiempos supimos construir un mundo perfecto…

Soñando sin poder dormir, duermen (y para siempre) las noches de amor…

jueves, 28 de abril de 2011

El poder de destruirte

Saltaba el iluso en el mismo lugar, escribía a la par sus gritos en la hoja, e intentaba guardar en el cajón del tiempo maldito las ganas locas de volver el tiempo atrás. Miraba las miradas, escuchaba las voces que hace tiempo dejaron de sonar, balbuceaba versos atropellados que no pedían permiso para en el aire perderse, mientras las profecías se cumplían como dijo el anciano aquella vez, “tu mismo tienes el poder de destruirte”

Mientras esto pasaba golpeaba su puerta una dama bella.

-el día, que casualmente es parecido a todos, me trajo esta tarde hasta aquí, ¿seria tan amable de facilitarme la entrada? Dijo Ángeles dudel.

-no entiende mi perdida razón la presencia de su desconocido rostro, le cedo el paso bella dama, pero mi miedo presenciará la charla.- Contesté con palabras vacías y dejé que se introdujera en las ruinas de mi aldea.

Elogiando las pinturas básicas que cuelgan de mi pared, entró tatareando palabras casi mudas. Tomé una silla del respaldo ubicándola a su comodidad para que pueda monologar sus intenciones y se valla rápidamente.
Mientras su mano suave encendía aquel tenebroso cigarrillo mi angustia crecía a pasos agigantados, pero a la par comenzaba a moverse dentro de mí la curiosidad de escuchar su relato.
Mi corazón latía al ritmo del choque de su dedo índice contra la mesa mientras ella despedía de su boca palabras, palabras que al combinarse describían mi demora en aquel parque, aquel doce de mayo, donde nació mi primera frustración. Intenté detenerla para que no comience el desgarro interno que se aproximaba casi de inmediato.

-quieres escuchar, si me callo no tardarás en motivar mis palabras nuevamente, asique evitemos demoras y prosigamos.- Dijo Ángeles con una voz sentimental.

Siendo sus palabras la verdad de mi sentir, suspiré de manera profunda afirmando con mis ojos que podía continuar.
Seducido con su cigarrillo tenebroso compartimos ese vicio y en minutos Ángeles instaló en mí sus interrogantes para que pudiese y desee seguir escuchando de su dulce boca lo que tenía para decir.
Me paseó por recuerdos bonitos para explayarse en los finales sin sabores hasta llevarme a la noche casi irrecordable de aquel setiembre extrañamente frío. Marcó cinco ítems cruciales de aquel momento y luego sólo sonrío…
Apretando los dientes para no dejar salir mi angustia, que para ese momento era incontrolable, encendí otro cigarrillo.

-No creo tener que hacerte padecer con mis palabras lo que ya sabes que pasa.- Dijo buscando mi autorreflexión.

-Hazme padecer, porque juro que no entiendo cómo sabes ni por qué me estás diciendo lo que me dices.

-No sigas, resigna tu postura Elías, ya estoy dentro de tu casa, ya cumplí mi última misión. Sabes lo que pasa pero seguís como en aquellos momentos, aferrado a la esperanza de lo que ya sabes que es imposible. No dudes de mi verdad, has dudado y el resultado son mis relatos.

-¿Qué pasa? Por favor… ¿Qué pasa?

- No pasa nada, eso pasa. No existo, pero la inseguridad nuevamente te desvío de lo real. No soy más que tu imaginación, solo soy la última prueba a tu débil resistencia de no creer en ti mismo. Ante tus ojos no hay nadie, solo soy quien vive dentro tuyo, “soy el poder de destruirte”

-Existes, porque estas aquí. Existes porque te veo y eres real.
-¡TE DESTRUI!

lunes, 14 de febrero de 2011

Donde guardar lo que no se puede decir...

Dejémoslo debajo del cajón de la fría habitación,
Quizás una discreta cortina lo disimule muy bien.
Prestémoselo a ese que nunca dijo nada,
Y que por no decir hoy dejo de hablar.
Escribámoslo sobre libros escritos
Para que después de un olvido alguien lo llegue a leer.

Gritemos en medio de la nada silenciosa,
Total es lo mismo que no hablar.
Cantemos una canción distraída,
Para decir lo que sentimos y que nadie lo sepa.
O simplemente ya no pensemos,
Para nunca volver a sentir.

domingo, 13 de febrero de 2011

Un dilema ideal.

Te he buscado en el sol, me perdí intentando escuchar tu voz. Cerré mis ojos para no ver que no estabas y grite muy fuerte por si andabas por acá.

Dije tanto que no puedo hablar, hice tanto que es casi imposible saber que hacer, y cada tanto hago cursos para aprender a integrarme al silencio porque el silencio hace tiempo es la manera ideal de querer.

Cada día organizo los recuerdos, recuerdo que fue feliz. Te hablo mirando alguien cualquiera y cada tanto lloro por los dos.

Me duermo contigo y despierto por mí, quizás mañana la esperanza sea concreta al punto de ser algo más que una ilusión.

Caminatas que tienen como esencia caminar, caminar sin saber ni a donde vamos ni a donde llegaremos. Caminar para no sentarse esperar lo que quizás ya nunca llegue.

Ir siendo lo que saben que soy para no ser lo que me pasa, compras sonrisas para que alguien también te las de, sonreír muy fuerte hasta llorar.

Que no alcancen las palabras disponibles para explicar eso que esta dentro de mí, no tener ni poder contarle a nadie lo divino que fueron algunos años.

Grabar reversiones de canciones casi perfectas para saciar un momento, para luego guardarlas como consuelo de lo que fue un gran amor.

Querer compras la sonrisa más linda del mundo, tu sonrisa, y solo verla con los ojos cerrados muchas veces, muchas veces que hoy no están...

Dejar la puerta entre abierta por si vienes y no te animas a golpear, desesperar porque la puerta no tiene movimiento alguno. Entonces más te quiero…

Visitar los momentos en los que estuvimos, quizás te pasó lo mismo que a mí y te acercaste a algún recuerdo, pero allí nadie te vio…

Ver como la tristeza se aclara cada día, como cada día descubro que no estas. Como estas en cada momento, como en cada momento de manera ilusa siento que vas a venir…

viernes, 11 de febrero de 2011

El disfraz de una casa sin objetos




Quizás el desorden, tal vez la falta de ubicación mental, fue lo que a Cándido le genero el rechazo a su hogar de momentos, a sus habitaciones y a su lugar, el cual no supo integrar a su ser.
No supo nadie hablar algo concreto sobre la composición de aquel bunker solitario, el cual no fue ubicado en ningún tiempo, y el espacio dejo las puertas abiertas para que cada individuo lo ubique donde le quede mas cómodo a la imaginación.
Una tarde en simultáneo a una guerra nuclear Candido decidió tirar por la ventana el cenicero de mármol antiguo porque ya no toleraba escuchar más la voz de aquel objeto. El recipiente acecino de purillos cada noche de domingo le susurraba muy tiernamente los secretos de cada cigarrillo apagado, le recordaba los miedos de inhalación de humo y las tantas risas fingidas de esas penumbras que a Candido tanto le pesaban.
Los días transitaban la orbita del espacio común, y fueron las fotos las inquietas de palabras las que conversaban entre si cada tarde. Sobre la mesa ratona del rincón de la sala, el abuelo Gervasio le narraba a la tía Celina las controversias de los tiempos perdidos, y cada vez que el sol caía cantaban juntos las canciones más bonitas que supieron compartir; y si bien los retratos nunca se movieron candido necesito romper las imágenes que tanto apreciaba para poder callar sus voces. Fueron solo segundos de silencio, ya que a los pocos minutos cada foto de la inmensa casa comenzó a cantar los recuerdos mas recordados hasta que el lugar se convirtió en un teatro repleto de gente inexistente, y en medio de una confusión confundida Candido quemo cada una de las fotos que el tanto quería.
Jornadas de paz interior su adueñaron de Candido a tal punto que en los días de lluvia se creía un rey.
Al tiempo, sumergido en proyectos laborales y expectativas que habían logrado paralizar su esencia de pereza; candido pasó largas horas frente al televisor pero ni así pudo ignorar los movimientos de la mesa de roble que estaba en la cocina.
Las sillas no se movían pero el veía movimientos. Galo y Genaro, sus amigos de siempre los cuales no veía hacia ya doce años, se sentaban junto a él a mirar el informativo del medio día y le cebaban mate, mates que el se negaba a tomar. Su padre, David, desde la punta de la gran mesa contaba historias, aquellas historias que le narraba de pequeño en las tardes de abril con el fin de convencerlo para que al día siguiente Candido quisiera ir a la escuela. Después de intentar no verlos infinidades de veces, la mesa paso a formar parte de un comedor comunitario.
El desequilibrio ya implantaba la duda en cada rincón de la casa, pese a eso Candido presentía que solo allí estaba la realidad, o al menos su realidad.
Una mañana cualquiera, de esas que sufren ausencia de momentos recordables, comenzó a ver a Adaluz frente al espejo de la habitación sonriendo como solo se ríe en momentos pleno de felicidad. Ella había sido la luz de los jardines del amor, ella supo motivar las ganas de un querer, querer que hace ya tiempo se había marchado, dejando a Candido ausente de momentos felices.
Adaluz se mostraba antes los ojos de Candido posando con las prendas que solía ponerse cuando caminaban por la plaza los sábados por la tarde, y con su sonrisa encantadora lo miraba fijo a los ojos contándole cuando lo quería y que sin el, el sentido perdía sentido. Paralizado en ese sentimiento, el cual siempre vivió en el, destrozó con sus propias manos el espejo. Pero esta vez la ruptura del objeto no fue la solución, ella continuo en su imaginación.
Para evitar los posibles confronto con los objetos del lugar, dejo su casa prácticamente vacía, solo se permio quedarse con la cama y la radio, la cual escuchaba casi todo el día esperando la grata noticia de que sus recuerdos se hagan presente como realidad.
Su sueño, su andar y su vida solo era su casa, su casi vacía casa. Y cada tanto cuando la soledad se hacia ver recurría a un pedazo de espejo que había guardado para no perderla definitivamente a Adaluz. Merendaba junto a ella, y juntos miraban la caída del sol por el gran ventanal que daba a la avenida mientras ella escribía cartas que describían de manera exacta cada momento que juntos compartieron.
Los días eran eternamente largos, Candido los acortaba con pastillas y sueño prolongado, y cada vez que despertaba la necesidad de imaginarla crecía. Así, la realidad se convirtió en adormecerse donde lo encuentre la noche y en sueños que soñaba despierto.
Una mañana muy temprano, mientras el sol mas brillante que nunca se asomaba, recibió una carta de Adaluz, en la cual le contaba de su vida, sus proyectos y su hermosa familia. Entre textos cariñosos e indiferencia absoluta le describía lugares y momentos de su vida, le contó también de sus hijos y de los sueños que a ella la movilizaban.
Candido, acorralado en melancolía y amor desesperado intento buscarla por la inmensa casa pero jamás la encontró. Fue así que en solo segundos descubrió lo que hacia meses no podía ver, en tan solo un instante logro percatarse de la realidad. Realidad de la cual Adaluz se había ido hace ya mucho tiempo.
Sin reacción y paralizado en un estado neutro prendió la radio para seguir enterándose de lo que realmente pasaba en su presente. Y a medida que el flash de noticias desarrollaba un tema el acompañaba el relato con una pastilla buscando dormirse y despertar en su ficción. Habiendo pasado largas horas de noticieros esperando que algún informe lo vuelva a su realidad, abrazo la carta de Adaluz para ya no despertar si quiera en su vida imaginaria.

jueves, 10 de febrero de 2011

Carnaval idealista



Somos tan estupidos que no leemos lo mismo por estar mal escrito, besamos los besos que no dimos en medio de lamentos inútiles que han ido mutando a lo largo de una historia, nuestra historia.
Cuantas veces le dedicamos minutos llenos de palabra al gran dios, mientras nuestro inconciente nos parlaba como silbido que el jamás existió; pero como nuestro motor predecible casi siempre engancha para el mismo lado, necesitamos creer en la solución cómoda de alguien superior.
Nos alentamos con palabras vacías, pedimos alguna autoestima prestada y cada tanto miramos televisión. Gritamos sabiendo que no llegamos ni al silencio y juzgamos las verdades que nos perjudican.
Basta con salir a la puerta para asistir al carnaval, en cual las caretas son la cara visible de esta realidad. Tantas son las mascaras, que somos nosotros los enmascarados por no asistir al montaje, montaje ya convertido en vida.
Algunos no desearon quedar fuera pero fue así y no existe vuelta atrás, así como tampoco esos tantos sujetos de mascaras hoy pueden transitar la transición sin ellas.

viernes, 4 de febrero de 2011

Querer..

Querer es fumarse un cigarrillo apagado,
Es decirle que nada pasa cuando no dejas de sufrir.
Querer es mirarla desde lejos sin que te vea,
Y cuando te mira hacer como que no la vez.
Querer es besarla en silencio,
Es regalarle una sonrisa cuando tú no dejas de llorar.
Irte lejos sabiendo que jamás volverás,
Porque nunca te fuiste….es querer.
Ya no recordar ninguna cara porque no olvidas
Aquella sonrisa haciéndote feliz.
Querer es no querer verla nunca más,
Antes de encontrarla cada día para hacerle mal.
Es ser su juego, su enemigo y su azar.
Es ser como su deseo lo disponga,
Porque no existe otra forma de sentirte bien.
Querer es cargar al corazón con costumbres,
Es sentir sobre ti un derrumbe con tal de verla reír.

jueves, 3 de febrero de 2011

Quizas alguien pueda


Ya no quedan rutas para caminar las caminatas interminables, se agotaron las palabras para que otros puedan entender. No podemos en estos año educar la educación, solo podemos adaptaros a las distorsiones del tiempo y no por eso la gente deja ser feliz.
Nos amoldamos a la cara visible, nos convertimos en cualquier cosa con tal ser, prohibimos a las buenas acciones que nos purifiquen el alma, pues creemos que el alma es eso desagradable que somos.
Nos auto destruimos condenándonos y asumiendo las imperfecciones del mundo en su totalidad, y no deliberamos una buena idea porque necesitamos contarles a todos la decadencia de nuestra inconfortable vida, de no ser así deberíamos hacer algo para el cambio, y el cambio demanda demasiado esfuerzo.
Nos hemos olvidado de aquellas sonrisas tan pero tan grande que se comparaban con el mundo, ya no tenemos ni recuperaremos esa esencia sin maldad, pues la maldad son los días, los días son decadentes y la decadencia la aceptamos aquella vez que no supimos tolerar un error.
Donde están los años que se fueron, donde se hospeda la vida de verdad..?

Ya no importa mucho que alguien te mande parte de su vida en un sobre el mes de diciembre, resulta poca cosa las palabras bien intencionadas, y podríamos escribir millones de cartas pidiendo perdón, pero esos otros no perdonan porque nunca se han sabido perdonar.
Caminemos en el cielo, deslicémonos por lo burdo y artificial, cantemos canciones in entendibles y demos el mejor beso antes dado, y por mas que nadie lo note alguien en el mundo será feliz, quien pueda hacerlo…

Cuando el deseo muere por mirar la novela

Si buscáramos en este recorrido lunático que se denomina vivir seguramente descubriremos que lo que somos alguna vez (al menos un rato) lo deseamos.
Caminamos entre sueños y ganas variadas ser, buscando el molde que nos quede mejor. Alejamos la vista del detestable ser propio para vivir según las historias de al lado, historias que jamás nos preguntamos que tan verídicas son.
La envidia, el deseo o la cobardía que nos conduce a mirar las novelas que desfilan a nuestro lado, convierten a esas historias en Medusa, y cuanto mas miramos como funciona la ficción de terceros, más nos petrificamos.

Nos expresamos mal porque el otro (según alguien) se expresa mejor, somos lentos porque quien vive en la vida de al lado es rápido, y terminamos siendo nada porque tanto miramos que dejamos hace años de construir nuestros sueños.

Los cielos se traspasan, y por eso es que soñaremos según cuanto queramos soñar. Como también es cierto que pocos pueden elegir el suelo que pisan o la vida que viven, pero si el sueño es soñado seguramente florecerán de la esencia las ganas de construir sobre lo que inevitablemente ya existe.

Predicadores adictos de razón

Las flores son de colores para que los grises puedan discutir sobre algo, mientras tanto miramos el horizonte y le enseñamos al cobarde como debe actuar, y solo bastara que el cobarde gane poder sobre su codicia para que se olvide que antes de ti solo era un cobarde mas.
Quizás seamos indefinidos por nunca haber sido lo más fácil, por no haber sido lo que todos son. Tal vez, según las ganas de nuestro querer, revivamos el imperio romano nuevamente para ser el gran Julio Cesar o el mismo Marco Aurelio, y porque no ser esclavos también. Pues es esta la esencia de nuestra perdida forma de ser, ser el huracán de la gloria para luego ser simplemente un ente que camina calles que no conoce porque nada entiende.
Así como los autos circulan las calles, porque para eso fueron creados. Así como Julieta al despertar solo necesitaba a Romeo. Así como llueve este o no mojado el destino. Nosotros solo pensamos, solo pensamos para luego contar, contamos sin esperar que nos crean, y si alguien alguna vez llegara a creernos el mundo quizás llegue a cambiar.
Y es la consecuencia de esto, la interminable lucha por integrarnos al enfermizo ecosistema que habitamos. Es el precio a pagar, el nunca poder ser compatible a los supuestos normales, teniendo así que descansar en penas y alegrías provocadas para mañana salir nuevamente a predica

Escuchando cualquier canción

…y se prende un cigarrillo mientras escucha cualquier canción,
Interpreta los arbustos del ventanal como aquella vez no supo,
O quizás nadie lo dejo…
Se reseca en compañía de las golondrinas para luego despertar de la pesadilla.


Le habla al cielo vacío sabiendo que nunca existió.
Mientras intenta dejarla en el cajón, se prende un cigarrillo…
Se percata que ya no escucha las caricias, que hace tiempo se fueron…

Mientras la vida se va, sigue buscando una.
Ella le cuenta, y le cuenta mal las diversas posibilidades.

Sin buscarla la busca, lo extraño es que siempre la logra encontrar,
Pero al verla frente a sus ojos rojos descubre que ya no es,
O que siempre interpreto mal.

Envuelto en un suspiro, que no sabe si es esperanza o resignación,
Se prende un cigarrillo mientras escucha cualquier canción…

Nuestro propio y loco mundo sin razón.

No existimos porque nos guste existir, no cantamos por fanatismo a nuestra voz, mucho menos caminado sin la necesidad de un lugar. Vamos mutando las emociones como también las movilizaciones, esas que nos implantan de forma extraña y espontánea las ganas de sentir o hacer los actos que realizamos, y hasta a veces no entendemos.

Paseamos por la quinta avenida, por el bulevar o por las calles perdidas de la gran ciudad; en busca de una manera que nos permita despegar los pies sobre la tierra mientras caminamos esos pasos cansados y sin ningún porque.

Ayer se nos ocurrió decirle a Cleopatra que los castillos luminosos son necesarios para la vida del rey, anoche meditamos marihuana con ganas de no querer entender la realidad. Hace un rato detuvimos el tiempo para poder bajar, y es este un instante clonado que se presenta como presente, será presente si nos permitimos aceptar.


Nuestra obra maestra esta jornada fue haber ideado un albun casi perfecto de los tantos funerales que atravesamos aquellos ayer. En cada uno de ellos encontré el no pequeño detalle de que en cada uno me vestí muy elegante, que ya no se si fueron funerales o una fiesta ideal.

Las personas dejen de ser cuando se visten con atuendo inapropiado, o repiten versiones del al lado que nunca llegaron a entender. Después de haber leído a platón le hacemos una oración a Google el nuevo dios, fumamos cigarrillos apagados porque no nos queremos hacer mas mal, y elegimos para dormir cualquier costado para que no se note la ausencia, porque hace tiempo hice tu ausencia mi esencia, hice de todo para estar hoy aquí. Y mientras tanto nos seguimos acercando al virreinato de la comunicación alejándonos de la normalidad, ideando nuestro propio y loco mundo sin razón.